Ser familia anfitriona o, dicho de otro modo, alojar en casa a un estudiante de intercambio es una de las experiencias que más pueden marcarte en tu vida. ¡Es inolvidable!

Por supuesto también supone un cambio importante para el que hay que prepararse adecuadamente. Parte de esta preparación significa conocer y entender el proceso que atravesará quien llegue a nuestra casa.


Ella o él será quién más interiorice los cambios a su alrededor. Nuevo país, nueva familia, nueva casa, nuevas formas de comunicación. Todo es nuevo.

Por esta razón, aquí os dejamos varios consejos que os ayudarán a entender estas fases. Puede ocurrir también que vuestro/a estudiante no llegue nunca a sufrir el llamado choque cultural. Aunque como la información es poder, cuanto más conozcas este fenómeno, entenderás mejor su comportamiento. 

1. Fly me to the moon

La primera etapa suele ser como estar en una nube flotando. A vuestro estudiante todo le parece fascinante; es la llamada «fase de luna de miel». Muestra alegría, euforia, interés por todo lo que es nuevo. Su cerebro comienza a generar unas expectativas tan altas que cuando se dé cuenta de la realidad, puede hasta estrellarse. ¡Pobre!


¿Nuestro consejo?

Aprovechad este momento de euforia y buena predisposición para mostrarle el barrio, presentarle a gente de su edad que conozcáis, ayudarle con las relaciones sociales.

2. Duerme cual lirón en su madriguera

Es posible que la nostalgia que experimente le produzca tal cansancio que al principio solo quiera dormir y estar en su cuarto. Hay que pensar que es mucha información la que su cerebro debe procesar a lo largo de las primeras semanas. Esto se traduce en querer estar algo más aislado, pues estas sensaciones también le producen más desconfianza en sí mismo y con poca valentía para salir de su zona de confort.


¿Nuestro consejo?

Mostradle comprensión, empatía, dejadle su espacio, sonreídle, transmitidle calma y seguridad.

3. Le pique lo que le pique… Dale amor-bite

Puede que os resulte extraño, pero hay estudiantes que somatizan el proceso del choque cultural. Esto puede provocarles alergias repentinas, erupciones en la piel e, incluso, alguna intolerancia que ellos mismos desconocían.

¿Nuestro consejo?

Mantened la calma en todo momento. Que no os vea preocupados. Comunicaos con vuestra coordinadora local, plantead también si es conveniente que le vea un médico de cabecera.

4. Todo lo que sube baja y viceversa

Tras la caída en picado de sus expectativas del inicio y de su etapa de nostalgia, etc. podemos decir que ya habrá tocado fondo. Vamos, que ya todo puede ir a mejor, no al contrario. En estas etapas de recuperación y adaptación, las experiencias se relativizan y las expectativas se reajustan y se vuelven más reales. El/la estudiante acepta la diferencia cultural y reconoce los malentendidos interculturales Se produce una integración en el entorno cultural.

¿Nuestro consejo?

Felicitadle por el esfuerzo tan enorme que está haciendo. Alabadle sus progresos con el idioma, valoradle cada detalle mínimo en el que muestre su buena predisposición.

5. Esperad lo inesperado

Recordad siempre que cada individuo es diferente y que estas fases quizá no vayan en este orden. Cada persona tiene un ritmo de adaptación diferente y, a lo mejor, el choque cultural ni se produzca o si se produce, puede que sea cuando menos os lo esperéis.

¿Nuestro consejo? 

Intentad ser lo más flexibles posible y estar preparados para situaciones inesperadas de choque cultural

Pero, sobre todo, disfrutad al máximo de la experiencia y de todo lo que conlleva. Con el tiempo vais a ver el bien que le habéis hecho a este joven adulto que va creciendo y madurando para ser alguien mejor con capacidades interculturales, de empatía, tolerancia que le harán una persona de las que el mundo tanto necesita.